Ese tacto de terciopelo…necesitamos pararnos un tiempo, sin prisa, para sentir esa suavidad. Los dedos suben y bajan en cada pétalo. Es sólo un detalle más de los infinitos que nos reserva la naturaleza.
En cuanto posamos la mirada en estas rosa de terciopelo y observamos de cerca esos brillos blancos sobre fondo granate, en seguida nos entra el deseo de acariciarla sólo para apreciar esa textura sedosa.
Y cuando el terciopelo se multiplica en varias rosas y crea una perspectiva de belleza, empezamos a imaginarnos una música que va de su mano.
Ahora ya está capturada para siempre esta delicadeza, esta belleza.