Varada en la arena húmeda, alguien alejó en algún momento esta chalana del mar para resguardarla de la resaca y de los golpes del temido mar de A Costa da Morte, quizás sólo para carenarla. Puede ser, ya que su casco está perfecto, recién pintado.
Parece fuera de lugar. Me turba el silencio que la envuelve, su abandono, ajena a ese mar que la acunó en otro tiempo, tan cercano y lejano al mismo tiempo…
La espío entre las flores y la gente pasa sin reparar que este no es su lugar. Siento ganas de empujarla para llevarla al mar al que pertenece, liberarla de sus ataduras y de su soledad…