La placidez de mi puerto favorito. Chalanas, motos y lanchas de motor reposan en aguas tranquilas. Mi mirada no puede evitar mirar la chalana azul, su reflejo en el agua, o en las rocas que se dejan adivinar en la lejanía tras la niebla que hace que horizonte se funda con el agua. Nunca vi A Costa da Morte tan apacible. Casi ni escucho el silencio…