En Galicia en verano se hace la «malla«, el trigo, ese bien preciado se separa de la paja tras golpear el cereal durante horas. Sigo el recorrido de los granos hipnotizada bajan de máquinas al cedazo, oigo su ruido al caer, el ruido de la máquina que las sacude. Después se cernirán en el cedazo, que con su tela metálica fina limpiará las semillas que se transformarán pronto en el pan que tanto me gusta. Mientras me quedo en las imágenes, hechizada por el movimiento de los granos de trigo.