El fotógrafo busca un retrato de la primavera, da vueltas, gira, mantiene posiciones imposibles para encontrar la mirada adecuada. Se concentra, se detiene, piensa, dispara. No parece contento todavía, busca la luz ahora, enfoca, desenfoca, juega con las aperturas, con la velocidad, iluminando el objeto de deseo.
Parece que lo encontró, parece complacido, creo que ha sabido como retratar la primavera. Un almendro en flor siempre será una buena fotografía.
Yo busco otra cosa. Busco fotografiarlo a él, sus escorzos, sus arrugas de preocupación, sus sonrisas de satisfacción. Mi enfoque está en él, desenfoco la primavera, la belleza del almendro en flor, la nieve del invierno en la montaña del fondo.
Satisfecha, también encuentro finalmente mi fotografía, creo que he sabido retratarlo. Un fotógrafo retratando la primavera siempre será una buena fotografía.
Y yo como lector, estímulado por esas bellas fotos, el entrañable punto de vista y la descripción de la captura, me imagino como un tercer fotógrafo agazapado, cámara mental en ristre, párpados diafragmáticos, apuntando con sigilo hacia esa artista que a su vez retrata con cariño al concentrado fotógrafo de almendros. Me la imagino con una sonrisa traviesa, divertida con su propia ocurrencia, agudizando una mirada irónica y tierna a un tiempo. Emocionada. Ese fue su descuido: la espía cazada.
Muchas gracias
Me pregunto si habrá un cuarto fotógrafo…o quizás una sucesión infinita de fotógrafos atrapados en un dibujo de Escher.
Gracias Flux Jool, siempre estás ahí.